Mujeres que Corren Con Lobos (VivianBlancoTherapy.com)

Mujeres que Corren con Lobos, el arquetipo de la mujer salvaje.

Arquetipo de la mujer salvaje según la doctora Clarissa Pinkola Estés

 

La Doctora Clarissa Pinkola Estés psicóloga etnoclínica y psicoanalista junguiana en su libro “Mujeres que corren con los lobos” describe el arquetipo de la mujer salvaje, entendiendo “salvaje” como intuitivo y libre.

Como percibimos a la mujer salvaje que llevamos dentro:

Cuando cuidamos una relación amorosa, durante el embarazo y la lactancia, cuando luchamos por nuestros sueños. A veces una palabra, una frase, un poema o un relato es tan sonoro y acertado que nos induce a recordar, al menos por un instante, de qué materia estamos hechas y dónde está nuestro verdadero hogar. Las experiencias que se producen a través de la belleza o de las pérdidas nos hacen sentir desnudas, alteradas, ansiosas hasta el extremo de obligarnos a ir en pos de la naturaleza salvaje. Entendiendo esta no como falta de control, sino en su sentido original, que es vivir una existencia natural, en la que la criatura posee una integridad innata y unos límites saludables. La mujer salvaje es la mujer prototípica; cualquiera que sea la cultura, la política, la época ella no cambia. Cambian sus ciclos, sus representaciones simbólicas, pero en esencia ella no cambia.

Qué sucede cuando las mujeres dan la espalda a su lado salvaje e instintivo:

  • Carecen de oídos para entender el habla del alma o percibir el sonido de sus propios ritmos internos, una oscura mano cierra sus ojos internos.
  • Pierden el equilibrio espiritual, se afectan sus ciclos vitales naturales.
  • Las jornadas transcurren en un tedio semiparalizador.
  • Se agarran cuando sería mejor que se soltaran.
  • Se quedan mudas cuando en realidad están ardiendo.
  • Cuáles son los síntomas emocionales de una ruptura de la relación con la fuerza salvaje de la psiquis:
  • Sentirse seca, fatigada, frágil, deprimida, confusa, amordazada, apática, asustada, débil falta de inspiración, avergonzada, crónicamente irritada.
  • Ceder la propia vida creativa a los demás, sentirse bloqueada e incapaz de seguir adelante, hacer elecciones que desgastan la vida, incapaz de controlar el propio ritmo o de imponerse límites.

 

 

Photo-by-Aliyah-Jamous-on-Unsplash

 

Cuando la mujer restablece el contacto con su naturaleza salvaje…

Florece su vida creativa, se restablecen sus ciclos sexuales, creativos, laborales y lúdicos. Sabe instintivamente cuando tienen que morir las cosas y cuando tienen que vivir, sabe cómo alejarse y cómo quedarse.

Si está aplastada ella la empuja hacia arriba, si es libre ella también lo es. Por mucho que se le prohíba, reprima, constriña, ella vuelve a aflorar de tal manera que hasta la mujer más reposada y comedida guarda un lugar secreto para ella con pensamientos y sentimientos secretos, lujuriosos y salvajes, es decir naturales.

Unirse a la naturaleza instintiva no significa deshacerse, cambiarlo todo de derecha a izquierda, del blanco al negro, trasladarse del este al oeste, comportarse como una loca o sin control. No significa perder las relaciones propias de una vida en sociedad o convertirse en un ser menos humano. Significa justo lo contrario, ya que la naturaleza salvaje posee una enorme integridad. Establecer un territorio. Encontrar la propia manada.  Estar en el propio cuerpo con certeza y orgullo cualesquiera que sean los dones y limitaciones físicas.

 

Photo by Milada Vigerova on Unsplash

 

¿Qué es la mujer salvaje? Es todo un conjunto de ideas, sentimientos, impulsos y recuerdos. Es la hacedora de ciclos. Es aquella por cuya búsqueda dejamos nuestro hogar. Es el hogar al que regresamos. Es todas las cosas que nos inducen a seguir adelante cuando pensamos que estamos acabadas.

La naturaleza salvaje no exige que una mujer sea de determinado color, educación o estilo de vida, pertenezca a una determinada clase económica. Se desarrolla con la mirada pura y la honradez personal. Tanto si eres introvertida como si eres extrovertida, si tienes el corazón sencillo o si eres tan ambiciosa como una amazona, si quieres llegar hasta la cima o te basta con seguir tirando hasta mañana, si eres alegre o melancólica, si eres espléndida o desconsiderada, la mujer salvaje te pertenece. Pertenece a todas las mujeres.

En resumen, según la Doctora Clarissa Pinkola Estés, al ponernos en contacto con nuestra naturaleza salvaje cuidamos nuestra integridad física y espiritual y preservamos  nuestros ciclos vitales naturales.

 

Photo by Kristina V on Unsplash

 

 

 

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